La puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones y es necesaria para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.
Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.
Hay personas que sienten “distinguirse” por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, habría que preguntarse si esta actitud denota una falta de seguridad o una debilidad de carácter.
Lo que sí está claro es que esta actitud es el reflejo del poco respeto que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades. Para la persona impuntual, los pretextos y justificaciones con el paso del tiempo se agotan, ya que a largo plazo nadie cree en ellos.
La puntualidad está relacionada con otros valores humanos, como el orden, la responsabilidad, la exactitud, la precisión, la rectitud, la formalidad, el rigor, mientras que la impuntualidad con la negligencia, la dejadez, la desidia, la indolencia, la pereza, el desorden, el egoísmo, etc.
La puntualidad representa el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y es necesaria para dotar a nuestra personalidad, de carácter, orden y eficacia.
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También es la forma de satisfacer una obligación en un plazo determinado, para empezar o terminar algo. Se va construyendo con esfuerzo, voluntad y sacrificio para hacer las cosas a tiempo o estar a tiempo en el lugar adecuado, y así cumplir los horarios aceptados.
Es una de las normas básicas de la buena educación; ser puntual supone un signo de consideración hacia las personas que están esperando.
Es un valor que debe enseñarse, desde los primeros años de la vida y dentro de la familia, donde las normas y costumbres, establecen horarios para cada actividad familiar.
Practicarlo, es una forma de hacer a los demás la vida más agradable, mejorar nuestro orden e intentar convertirnos en personas dignas de confianza.